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Deterioro cognitivo leve: un gris entre el olvido y la demencia


Un alto porcentaje de la población mayor de 50 años manifiesta pérdida subjetiva de memoria con ausencia en muchos de ellos de una alteración objetiva de la misma. Pero ni todas las quejas son subjetivas, ni todos los pacientes que las realizan tienen demencia. De alguna forma existe también un área gris entre aquellos individuos que se encuentran en el límite inferior de la curva del funcionamiento cognitivo normal y aquellos que transitan una demencia.

El término Deterioro Cognitivo Leve (DCL), se utiliza específicamente para referirse a un grupo de individuos que presentan cierto grado de déficit cognitivo cuya severidad resulta insuficiente para cumplir criterios de demencia, ya que no presentan un compromiso esencial en las actividades de la vida diaria (higiene, alimentación, etc.). Esta entidad clínica presenta numerosas limitaciones conceptuales; aunque se acepta, de forma general, que se trata de una alteración de las funciones cognitivas, superior a la correspondiente a la edad y nivel educativo del paciente.

A pesar de lo heterogéneo de este concepto, cada día son más frecuentes en las consultas de neurología y atención primaria los pacientes que refieren pérdidas de memoria que no cumplen los criterios de demencia y que terminan siendo diagnosticados como DCL. Esta entidad no es estrictamente una estadio previo a la demencia, muchos pueden permanecer durante años en ese cuadro poco definido.

Existen factores de riesgo para padecer DCL como por ejemplo, presentar una variante de un gen denominado APO E , la depresión, bajo nivel educacional, atrofia e infartos identificados en la resonancia magnética y la presencia de enfermedad cardiovascular y diabetes.

Al momento existe controversia sobre la indicación de tratamiento farmacológico. Desde ya, que los fármacos utilizados para el Alzheimer fueron los primeros en ser testeados en los pacientes que padecían DCL, pero al momento no se han encontrado grandes modificaciones en la progresión de esta entidad clínica. Por tal motivo el tratamiento central es no farmacológico y está direccionado a modificaciones en el estilo de vida.

Este tratamiento se enfoca principalmente en la estimulación cognitiva. Con esto se refiriere a estrategias que pueden realizarse dentro y fuera del ámbito de salud que tienen como denominador común generar un desafío a nuestro cerebro. La realización de ejercicios tales como: sopa de letra o crucigramas; la lectura de un libro; y aprender un nuevo idioma, funcionan de esta forma.

En relación al ejercicio físico, en diferentes estudios observacionales han planteado que tendría un efecto protector sobre el DCL.

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