la calefacción puede estar afectando a tu salud
Ha llegado el frío y con él la «pelea» en muchos hogares sobre a qué temperatura poner la calefacción. Abusar de ella puede llegar a afectar a tu salud e incluso ¡hace que te cueste más adelgazar!
En casa o en el lugar de trabajo siempre aparecen “conflictos” relacionados con el ajuste del termostato.
Hay quienes enseguida se sienten acalorados con la calefacción, otros argumentan que necesitan ponerla alta para no sentir frío. ¿Quién tiene razón?.
Cada uno tiene su propia percepción de confort respecto a la temperatura pero probablemente deberíamos guiarnos por los primeros, ya que la ciencia ha demostrado que el calor que proporciona la calefacción no “nos sienta bien”.
LOS EFECTOS DE LA CALEFACCIÓN EN LA SALUD
Muchos estudios han analizado el efecto del uso de la calefacción sobre la salud de las personas. Y todos han llegado a la misma conclusión: lo ideal es no abusar de este sistema de climatización, que de día esté a un máximo de 21 º y que no supere nunca los 23º. Te explicamos por qué.
Los sistemas de calefacción por convección (son los más extendidos) se basan en el movimiento de los flujos de aire. Con ello, se arrastra polvo y partículas en suspensión favoreciendo estos trastornos.
Qué ocurre: los que funcionan por radiación –suelo radiante, muro radiante, estufa de obra o de hierro fundido– no implican movimiento de aire y pueden ser más beneficios para las personas que suelen sufrir alergias.
Provoca gripes y resfriados
Cuando la calefacción está muy alta o lleva muchas horas en marcha, el ambiente se reseca en exceso y con él las fosas nasales, lo que propicia el desarrollo de los microorganismos. Además, los cambios bruscos de temperatura y la sequedad en la garganta pueden debilitar las defensas. De hecho, este es uno de los principales motivos que provocan que los resfriados sean más comunes durante esta época.
Qué ocurre: si estás en un lugar donde no se puede prescindir de la calefacción es recomendable que utilices humidificadores o, si no tienes, que pongas algún recipiente con agua en algunos lugares concretos.
Predispone a padecer dolor de cabeza
Si eres de los que suele padecer dolor de cabeza, tampoco te conviene excederte con el termostato, ya que el calor seco incrementa la sensación de embotamiento.
Qué ocurre: La mala combustión de los materiales que se usan en las estufas de calor también puede causar dolor de cabeza. Es importante que revises todos los aparatos anualmente y que los utilices siguiendo las instrucciones del fabricante.
Tus ojos sufren
¿Sueles sentir los ojos resecos, fatigados o enrojecidos cuando estás en un lugar con la calefacción muy alta? Es una consecuencia habitual.
Qué ocurre: Si no puedes evitar estar expuesto a este ambiente, puede ayudarte aplicar un poco de lágrima artificial en los ojos para hidratarlos.
Dificulta el dormir bien
Para dormir bien la temperatura debe estar entre 17 y 20° C, y la humedad debe ser del 50-70 %. Si el ambiente es muy seco (algo que, como has visto, ocurre al mantener la calefacción encendida durante demasiadas horas) cuesta respirar y eso impide que tu descanso sea reparador.
Qué ocurre: Existen aparatos que sirven para medir la temperatura y la humedad en una estancia. Son muy útiles para colocar en la habitación (visualmente es como un reloj-despertador) y saber, de ese modo, si debemos ajustar las condiciones climáticas.
Puedes sentir más cansancio
Además de impedir que duermas bien (lo que ya de por sí provoca cansancio), el exceso de calor durante el día tiene un efecto similar al de algunos excitantes; primero estimulan la actividad para luego deprimirla.
Qué ocurre: es algo que debes tener muy en cuenta si conduces un coche, ya que si la calefacción está muy alta puede facilitar el quedarse dormido al volante.
HASTA TU ASPECTO FÍSICO SE RESIENTE
La combinación de calor excesivo y falta de humedad que facilitan los sistemas de climatización en invierno pueden pasar factura también a tu aspecto corporal.
Tu piel lo nota. Los cambios de temperatura bruscos (al pasar de un sitio frío a un lugar excesivamente climatizado) y la sequedad ambiental aumentan los problemas cutáneos. Y es que la deshidratación cutánea hace que aparezcan más inflamaciones en la piel, dermatitis por sequedad… ¡y que las arrugas se marquen!
Las mujeres “necesitan” más temperatura. Un estudio demostró que la mujer, en general, necesita una temperatura algo más alta que la de un hombre para estar cómoda. ¿El motivo? Se sospecha que ocurre porque su organismo tiene menos músculo y más grasa corporal que el de ellos, y esto hace que su metabolismo sea algo más lento
La piel sufre las consecuencias de la sequedad ambiental
LAS «PELEAS» SOBRE LA TEMPERATURA
En teoría, la mayoría de las personas se sienten cómodas en un ambiente que está entre 19 y 21 grados, pero las preferencias difieren mucho entre unos y otros. En ello influye, además de el tipo de ropa que llevamos, aspectos fisiológicos clave…
- Te puede costar adelgazar. Apagar la calefacción por la noche puede ayudarte a perder peso. Y es que cuando la temperatura del dormitorio es fresca (no hace falte pasar frío) la de tu cuerpo también baja, y eso obliga al organismo a activar la grasa parda para subirla de nuevo a 36,5º C, con lo cual quema calorías.
- Cuanto más peso se acumula, más calor se tiene. El tejido adiposo de las personas con sobrepeso aísla del frío y mantiene el calor, como si fuese un abrigo. Cuanta más grasa se almacena bajo la piel, más sensación de calor se puede percibir.